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PainKiller. El infierno resulta espectacular si vas acompañado de una recortada.

 



Bueno, la verdad es que me ha costado mucho tiempo pasarme este juego. Y no es precisamente porque sea malo o carezca de todo lo necesario para mantenerme pegado a la pantalla. Pero por una u otra razón siempre me he visto obligado a tener que dejarlo a medias. La primera vez que lo vi, sería más o menos a mediados del año 2005. En aquel momento, el ordenador donde lo instalé contaba con una tarjeta gráfica media, y la verdad es que podía configurar el apartado gráfico del juego a calidad media. En un principio no creí que fuese necesario tanto recurso para el juego (pues en ese momento nada sabia sobre él, excepto las exaltadas opiniones del amigo que tuvo la amabilidad de dejarmelo) pero una vez empecé a jugarlo y comencé a ver las cantidades de enemigos que llegaban a concentrarse en la pantalla y a una calidad increíble de detalle, quedé alucinado. Pero mi sorpresa fue aún mayor cuando llegue al primer jefe de fase. Aquello me dejó con la boca abierta, apena era capaz de creer lo que estaba viendo en pantalla. Un ciclópeo monstruo que se movía con total libertad por un escenario en apariencia interminable y que además contaba con multitud de esbirros de menor tamaño para complicar aún más la cosa. Fue impresionante ver todo aquello en la pantalla de mi ordenador, en ese momento comprendí que me encontraba ante uno de los mejores juegos de aquel año. Por desgracia, esta fue la primera de muchas intentonas por tratar de terminarme este extraordinario videojuego. Solo hasta hace unos días no he logrado terminármelo, tanto su parte original como la ampliación que salió justamente el mismo año que yo lo probé por primera vez.


 Para ser sinceros, la experiencia has sido maravillosa. La historia del juego me ha parecido realmente buena (si, vale, seguro que muchos pensarán que es algo poco original) pero la verdad es que precisamente por ser tan sencilla como el hecho de que para salir del infierno tengamos que hacerle un trabajillo a los ángeles no es algo sorprendente. Pero es una buena forma de meternos en la historia. Por el camino iremos comprendiendo que no todo es lo que parece y obtendremos la ayuda de algún que otro personaje realmente sorprendente.


La historia nos pone en la piel de Daniel Garner, que junto con su mujer fallece tras un lamentable accidente de tráfico. Al contrario de lo que esperaba, su alma no va a parar al cielo junto a la de su querida esposa. Sino que por alguna razón (la cual descubriremos a lo largo de la historia) acaba encerrado en el purgatorio. Y todo comienza cuando Samael, uno de los arcángeles nos propone un cierto trabajillo con el que quizás podamos congraciarnos con la gracia de dios y con ello salir de este limbo para poder acceder al reino celestial. La cosa es sencilla, Lucifer y compañeros mártires parecen que están hartos de esperar al juicio final y han decidido pasar a la ofensiva. Como ya podemos imaginar, el Gran Jefe no parece estar muy interesado en hacer el trabajo por si mismo (cuestiones sobre el libre albedrío y que a fin de cuentas se las apañen las almas de los humanos) y nos da la oportunidad a nosotros para ganarnos las llaves del cielo. Para ello deberemos acabar con los ejércitos infernales (cualquier cosa) y de camino abatir a todo bicho viviente que tenga la insensata idea de cruzarse por el medio (jejeje eso es lo mejor).

 


Más o menos, esta es la historia de Painkiller a grandes rasgos, por supuesto, que hay ciertos matices omitidos (con clara intención de no machacar la sorpresa a todo aquel que aún no se lo haya jugado). Pero si la historia no os convence, lo cual no entiendo, pues su simpleza ya es una mera invitación clara que el juego no pretende darnos más que una razón simple para liarnos a tiros a diestro y siniestro. Painkiller es un juego que retoma un hecho ya olvidado de los videojuegos donde simplemente se nos planteaba la posibilidad de pasar el rato descargando adrenalina sin más pretensiones. Sé que muchos de vosotros no recordareis aquellos viejos juegos como Doom o Serius Sam. Donde simplemente debíamos acabar con ingentes hordas de enemigos descerebrados (pues su corta inteligencia solo les permitía lanzarse de cabeza contra nuestra escopeta, mientras nosotros les metíamos los cañones recortados en su enorme boca y disparábamos alegremente) fase a fase hasta llegar al final del juego. La verdad sea dicha, que compara Painkiller con los grandes de aquel año como Doom 3 o el impresionante Half Life 2 puede no ser justo. Por supuesto que Painkiller resulta perdedor en la mayoría de campos, excepto por lo impresionante de los escenarios (en algunos momentos) y también por no contar con un argumento tan bien llevado. Pero también es cierto que su sencillez e increíble adicción hace que nos resulte más fácil decantarnos por una partida rápida en Painkiller que meternos en la gran trama de los otros dos.


La jugabilidad de Painkiller es sencilla, ir del punto A al punto B, mientras por el camino vamos despanzurrando y cosiendo a tiros a cualquier criatura que no sea parte propiamente dicha del escenario, cogemos todas las monedas, objetos y munición que encontremos, y todo ello mientras tratamos de sobrevivir sin dejar de apretar el gatillo. Entre capítulo y capítulo podremos ir conociendo un poco de la historia y de camino nos plantean la posibilidad de lograr ciertos objetivos secundarios que nos otorgan premios en forma de cartas del tarot negro. Esto último, son pequeñas ayudas que podemos activar en cada fase y que proporcionan ciertos poderes o habilidades temporales o permanentes. La mayoría de estos objetivos no pueden ser conseguidos al primer intento, ya sea debido a que requiere cumplir ciertos requisitos que solo podrán ser obtenidos si contamos con otras cartas ganadas en niveles posteriores. Esto por supuesto aumenta bastante la durabilidad del juego, algo de agradecer ya que de un tiempo a esta parte los juegos han visto reducida su duración de manera excesiva. De igual manera, el juego nos plantea cuatro niveles de dificultad, aunque al principio solo pueden ser elegidos los tres primeros, y solo tras superar el juego en el tercer nivel de dificultad (algo ya de por si bastante complicado) podremos activar el ultimo modo, y con él poder ver el verdadero final del juego (si es que aun os quedan ganas de volver a jugarlo).
 
 

Painkiller nos lleva por multitud de escenarios que representan varios aspectos del infierno, (desde un lóbrego cementerio, pasando por fantasmagóricos manicomios, grotescas ciudades medievales o campos de batalla de la primera guerra mundial). Los enemigos que encontraremos en cada uno de los niveles están más o menos adaptados al entorno, es decir en una ciudad asolada por la peste, encontraremos zombies, brujas y nigromantes. Mientras que si nos movemos por una fábrica de principios de siglo (si, la gente que trabajaba en aquellas fábricas seguro que las consideraban un infierno en la tierra) encontraremos soldados de la primera guerra mundial armados de fusiles con bayonetas y portando la horripilantes máscara de gas.


El apartado gráfico es impresionante, los escenarios son preciosos y terribles al mismo tiempo. El aspecto artístico es increíble, destacando escenarios tan impresionantes como ciudades asoladas por la peste, torres árabes y ciudadelas musulmanas, fábrica de principio del siglo XX o hermosas estaciones de trenes de finales del siglo XIX. Algunos escenarios son gigantescos y llenos de detalles, otros sin embargo son claustrofóbicos. Pero lo que más impresiona es el número ingente de enemigos que llegan a concentrarse en ellos. El juego funciona por scripts que se activan cuando hemos acabado con todos los enemigos y llegamos a determinado punto donde el juego salva nuestro progreso. Una vez pasado de este punto, el camino a nuestra espalda se cierra y quedamos atrapado en otro tramo del mapa donde deberemos acabar con todo monstruo andante para poder de nuevo abrir el camino y seguir avanzando hasta llegar al final del mapa. Solo en este punto y antes de saltar al teletransporte que nos llevará al siguiente nivel, será cuando todo el mapa se abrirá para permitirnos volver sobre nuestros pasos y recorrerlo a nuestro antojo. Ya sea para tratar de encontrar todos los lugares secretos o llevar a cabo los objetivos secundarios requeridos para dicho nivel.


 Todo esto se debe principalmente a que los objetivos secundarios lo que nos dan son acceso las cartas del tarot negro. Con ellas logramos ciertas ventajas que nos resultarán de lo más necesarias para poder superar tanto a los enemigos finales de capítulo como para poder lograr objetivos secundarios de determinados niveles que resultad de lo más exigentes e imposibles de lograr si no contamos con alguna que otra ayudita. Conseguir las 24 cartas es todo un logro de perseverancia y habilidad, pues nos obliga a tener que pasarnos el juego por lo menos dos veces, si es que escogemos en nivel de dificultad Pesadilla (el nivel más alto) para poder desbloquear una vez terminado el nivel Alucinación (donde alucinaremos de lo lindo si logramos superarlo). Pues solo si superamos el juego en este nivel será cuando logremos el acceso a los dos niveles bloqueados para las dificultades menores (Fantasía e Insomnio) y descubriremos el verdadero final del Painkiller.


Pero como ya os digo, los escenarios son muy grandes y sobrecogedores. Si bien es cierto, que si lo comparamos con los juegos actuales la calidad en general sigue dando la sensación de tratarse de un juego de ordenador (si, viendo cosas tan increíbles como los COD o BF la verdad es que se nota un montón que es un videojuego) pero si tenemos en cuenta de que se trata de un juego de hace ya seis años la verdad es que resulta increíble. Después está el hecho de meter en pantalla tanto monstruo, tanto tiro y tanta explosión que en algunos momentos quedaremos abrumados.

 
Pero si el apartado gráfico no os convence, el aspecto sonoro es otra pequeña maravilla. Los sonidos encajan a la perfección con lo que estamos viendo en pantalla. Introduciéndonos aún más en el mundo del juego. Desde los escalofriantes aullidos, desgarradores gritos, pasando por guturales voces de un idioma incomprensible e incluso haciéndonos escuchar algo semejante a un discurso de Hitler (eso sí que es un infierno). Dando como resultado un conjunto maravilloso y espeluznante a la vez.


Así que aquí tenemos un juego de argumento sencillo, gráficos excelentes y con una jugabilidad endiablada que nos tendrá pegados a la pantalla hasta terminarnos cada una de sus fases. Y precisamente por su sencillez nos permite poder dejarlo tras unas horas de entretenimiento para poder retomarlo en cualquier momento sin temer a perder el hilo de la historia. En definitiva uno de eso juegos que cumple perfectamente su cometido y además logra demostrarnos que es un gran juego que una vez terminado no olvidaremos. Personalmente a mí me ha gustado muchísimo, y la verdad es que en algunos momentos me ha llegado a sobrecoger, algunos escenarios son escalofriantes dándote la sensación de estar verdaderamente en el infierno.


 El juego pone a nuestra disposición cinco tipos de armas. Otra de las cualidades que hay que destacar es que se ha omitido el botón de recarga, es decir que no tenemos que estar pendientes de si nos quedamos sin munición en la recamara, simplemente nos daremos cuenta de que no tenemos munición cuando el arma ya no dispare o miremos al contador de munición que indica cero (otra muestra de la sencillez del juego):


La primera de todas es la Painkiller: Podría decirse que es el arma más efectiva del juego y a la vez la más débil de todas. Lo principal es que no se agota, y que con un par de disparos podemos acabar con casi cualquiera de los esbirros del juego a excepción de los enemigos grandes o los jefes de fase. Cuenta con su disparo principal que lanza la cabeza del painkiller y si golpea contra una pared u otro objeto indestructible, se queda enganchado y si mantenemos una línea de visión directa (es decir apunamos con la cruceta de disparo hasta donde se encuentra la cabeza, sale una especie de rayo de luz que daña a todo lo que se encuentra en medio). Por el contrario si golpea contra un objeto destructible, lo destruye, y ahora viene lo mejor, si alcanza a un enemigo base (es decir los esbirros que salen a centenares) lo daña o lo lanza por los aires hacia nosotros para que podamos volverle a dar hasta que desaparezca el cadáver del desgraciado. Pero como todas las armas del juego, la painkiller tiene el disparo secundario, que hace que se convierta en una serie de cuchillas montadas sobre un eje que la convierten en una bonita picadora de carne (todo un primor) con la que podremos despedazar a todo desgraciado que cometa la insensatez de acercar su nariz a nosotros.


 La segunda arma es la encantadora Escopeta de dos cañones: Su disparo principal es disparar postas de perdigones de gran efectividad a corto alcance, aunque a medias o largas distancias simplemente se limita a hacernos desperdiciar munición. Pero su disparo secundario es una maravilla, pues aplica una idea que pudimos disfrutar en Duke Nukem 3D, el disparo congelador. Como bien dice su nombre, cuando el proyectil impacta contra un objetivo lo deja heladito y dispuesto para saltar en mil pedazos en cuanto algo contundente le golpee. Con ello se puede acabar con cualquier enemigo exceptuando los jefes finales y algún que otro bicho de gran tamaño. Muy útil para acabar con cualquier enemigo problemático y que requiera de muchos disparos.


La tercera es el Lanzaestacas: Un verdadero primor de imaginación desquiciada que todos desearíamos tener en nuestro armario. La capacidad mortal de dicha arma es fantástica pues acaba con la mayoría de los enemigos empalándolos y dejándolo colgando de las paredes (me encanta, colgar el arte). La pena es que su precisión a largas distancias es muy reducida y nos obliga a tener que disparar en arco para poder lograr alcanzar a los enemigos más lejanos. Como disparo secundario tenemos un lanza granadas con proyectiles que pueden rebotar en paredes o el suelo. Bastante efectiva a corto alcance (y también mortal, pues suele tener la desagradable costumbre de rebotar hacia nosotros) acaba con la mayoría de enemigos pequeños dentro del área de efecto de la explosión.





La cuarta arma es el Lanzamisiles: El disparo principal son los misiles, extremadamente lento y con una precisión nula, se limitan a ir en línea recta por lo que no suelen ser útiles en espacios abiertos donde los adversarios los esquivan con facilidad, pero en entornos cerrados o contra enemigos inmóviles son efectivos, en todo caso, se recomienda apuntar al suelo donde nos aseguraremos que logren alcanzar con su onda expansiva al máximo número de enemigos. El disparo secundario es un cañón gatling que come balas que es un primor, hay que destacar que es un arma efectiva a todas las distancias. Pero por desgracia acaba con nuestra reserva de munición en segundos por lo que se recomienda encarecidamente recoger toda la munición disponible.
 


La quinta arma es el Electrodriver: Imaginad uno de esos lanzapelotas de tenis portátil en el que en vez de lanzar inofensivas pelotitas amarillas, las sustituimos por agradables, brillantes y afiladas estrellas ninja. Como resultado tenemos un simpático aparatito capaz de hacer trizas cualquier cosa que tengamos delante. Su precisión a medias y cortas distancias es maravillosa, acaba con todo sin piedad. Pero a largas distancias el arma simplemente no llega, las estrellas se deshacen en una bonita bola de fuego inútil e inofensiva (no me pidáis una explicación lógica de ello, estamos en el infierno, eso debería bastar). El disparo secundario es un simpático arco voltaico muy parecido al de una bobina tesla, que electrocuta a todo aquel que es alcanzado, la gracia viene cuando el arco salta a los enemigos cercanos al primero con lo que tenemos un bonito espectáculo de luces y carne quemada. Este arco solo funciona a cortas distancias y consume munición aún más rápido de lo que lo hace el cañón gatling.
 


Como podéis ver, a pesar de ser solo cinco armas, como todas ellas tiene un disparo secundario sin relación con su disparo principal, podemos llegar a decir que en realidad tenemos diez armas con las que defendernos de toda amenaza que encontremos a lo largo del juego. Además el juego no es muy cruel y no tarda mucho en darnos todas las armas para que podamos distribuir la muerte a nuestro antojo.



Bueno, pues si esto no os ha convencido o por el contrario tras jugarlo os sabe a poco, los chicos de People Can Fly. Tuvieron la genial idea de hacer una pequeña continuación que retoma la historia justo en el mismo momento en el que acaba Painkiller. Bajo el inspirador título de Battle out of Hell (podría traducirse por Batalla para salir del Infierno), se nos da la posibilidad de recorrer nueve niveles nuevos que contiene el único capítulo de esta ampliación. En estas nueve fases adicionales podremos visitar nuevos escenarios igual de sobrecogedores que los ya explorados en el juego original. A mi parecer los más inquietantes son un orfanato con sus horribles huéspedes y un parque de atracciones lleno de los aterradores payasos. Por supuesto que hay otros siete lugares más donde también disfrutaremos de bichos acordes al entorno. En este caso, la ampliación sigue utilizando el motor gráfico del juego con lo que los escenarios siguen manteniendo el mismo nivel, al igual que su apartado sonoro. Realmente estas nueve fases no aportan nada nuevo salvo la posibilidad de seguir machacando todo lo que se menee, y poder disfrutar de unas cuantas armas nuevas que la verdad sea dicha no es que altere en demasiado las posibilidades de destrucción que ya teníamos en el juego original.



Aunque la verdad es que agradece la implementación de dos nuevas armas que se añaden a las ya disfrutadas en el juego original y que nos permitirán variar en la original forma de acabar con todo cristo.

La primera es el Subfusil: Como su nombre bien indica se trata de un arma automática con una buena cadencia de fuego, y lo más sorprendente una potencia de daño superior al cañón gatling por lo que a cortas y medias distancia resulta muy útil. Las pegas son que podemos llevar menos munición, que no tiene un ratio de disparo tan elevado como la gatling y que a largas distancias simplemente no llega. El disparo secundario es una gozada, el Lanzallamas. Sí señor, ¿quieres crear tu propio infierno de fuego y dolor?, ahora es tu momento. Podrás rociar de fuego a todos los enemigos y ver como arden cual llamita de vela mientras te bañas en sus estridentes y desgarrados gritos de dolor. Muy efectiva a cortas distancias, aunque muy peligrosa pues nos puede alcanzar su llama si no tenemos cuidado. A medias y largas distancias resulta inútil completamente.



La segunda es la Lanzahierros: La verdad es que la capacidad imaginativa de los diseñadores merece un premio a la brutalidad en estado puro. Esta arma funciona de manera semejante a la lanzaestacas, con la diferencia que en vez de lanzar una estaquita de madera, lo han sustituido por cinco simpáticas barras de hierro semejantes a las que encontraríamos en los esqueletos del hormigón armado que son disparadas en línea recta y a una velocidad endiablada. Esta arma es muy útil a largas distancias pues tiene una precisión abrumadora y con unos resultados realmente mortales. Su disparo secundario es lanzar una serie de bolas bomba que tienen la capacidad de rebotar en paredes y suelo para hacer explosión en cuanto alcanzan un enemigo (o amigo si te dan). Muy efectivas a corto alcance y en espacios cerrados, acaban con todo lo que encuentran a su paso exceptuando el jefe final.



Y además nos otorga diez cartas del tarot negro adicionales para hacernos la vida mucho más fácil, pues si creíamos que el juego original tenia retos, os puedo garantizar que con Battle out of Hell no os vais a sentir decepcionados. Lo bueno que tiene la ampliación es que al menos 23 de las 24 cartas del tarot original ya las tenemos disponibles, con lo que solo necesitamos recoger algo de oro en la primera misión para poder empezar a incluirlas en nuestro repertorio y poder utilizarlas cuando más las necesitemos. Pues esta ampliación solo cuenta con un enemigo final de capítulo.



Bueno, pues ahora llega le momentin de daros los truco, realmente el juego no los necesita, salvo que tengáis la intención de pasaros todos los niveles de dificultad y tratar de haceros con todas las cartas tanto del juego original como de su ampliación. Pero si sois de los que no tenéis paciencia o queréis volver a disfrutarlo sin agobios aquí tenéis los trucos. Aunque para desgracia de más de uno, los trucos solo funcionan en los niveles Fantasía e Insomnio, para los niveles más difíciles los chicos de People can fly han creido que no son necesarios por lo que para niveles superiores hay que ser todo un puro kilo macho, mala suerte:



Abrimos la consola de comandos con la tecla º y escribimos los siguientes trucos:
 

 Todas las armas:
pkweapons

Test de rendimiento en modo individual:
benchmark C5L1 o C5L2

Cambia tu nombre:
name

Oro extra:
pkgold

Modo demonio:
pkdemon

Enemigos Debiles:
pkweakenemies

Mantener cuerpos en pantalla:
pkkeepbodies

Modificar arma:
pkweaponmodifier

Aparecera el ratio de imagenes por segundo en el modo individual:
showfps <0 o 1>

Municion maxima:
pkammo

Armas con la maxima municion y salud a tope:
pkpower

Modo dios:
pkgod

Modificar sensibilidad del ratón (varía entre el 0 y el 200):
msensitivity <0-200>

Team <1 o 2>
Cambia de equipo en el modo multijugador.

Bankick
Si eres el administrador de una partida multijugador, expulsaras y prohibirás la entrada en el servidor a un jugador.

Kick
Expulsa al jugador del servidor si eres el administrador de una partida multijugador.

Map
Graba el mapa que escribas, en modo multijugador.

Quit
Cierra el juego

Timelimit <#>
Limite de tiempo en partida multijugador.

Pos
Te muestra tu posicion dentro del nivel en el que estes.

Speedmeter <0 or 1>
Quita o pone un velocimetro al correr.



En resumen y para terminar, Painkiller y Battle out of Hell. Fueron en su época un gran juego (ya que el segundo es una ampliación y no se le puede considerar juego propiamente dicho), que puede pecar de argumento nada original, pero que como conjunto son perfectos. Por supuesto que el apartado artístico y la jugabilidad son extraordinarios por lo que se puede considerar un juego extraordinario. Me ha gustado mucho, he disfrutado como un loco matándolo todo y es un pequeño vaso de aire fresco que siempre puede volverse a tomar si estas agobiado de guiones profundos.

Comentarios

  1. Otro juegazo, muy bueno que me he jugado por lo menos dos veces, pero no me sentó con fuerzas de jugarmelo otra vez, para conseguir todas las cartas, quizás algún día o mejor dicho en otra vida o otra muerte como el prota

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