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Just Cause. Las repúblicas bananeras estan muy bien en esta época del año


De nuevo, me vuelvo a saltar la norma con la que al principio creé este blog. La de jugarme todos los juegos de mi colección de manera consecutiva según su año de salida al mercado. Es decir, por orden de antigüedad. Pero vamos, que paso, me los juego como me apetece, y así poder jugarme todos los juegos de una misma serie, y esta serie es Just Cause.


 

Realmente, este juego me ha sorprendido enormemente. Salió en el año 2006 y la primera vez que lo vi fue en PlayStation 2. En aquel momento, la verdad es que no le presté mucha atención, para mí, fue jugarlo unos minutos y olvidarlo. Y siendo sincero, creo sin ninguna duda que fue una equivocación. Por suerte, Just Cause acabó en mi colección de juego de PC y poco tiempo después llegó a mi cuenta de Steam la segunda parte. Así, que ya tenía el primero y segundo juego de esta saga.

Pero lo más grave es que tiempo después adquirí Just Cause 3 y este mes me he comprado el 4, así que puedo decir que tengo toda la saga de Just Cause y ni siquiera me he jugado el primero.

Aunque tengo que aclarar que en el caso de Just Cause 4 me lo he comprado porque me ha gustado mucho el primer Just Cause.

Pero antes de empezar con el análisis debería de preguntarme, ¿por qué no me llamó la atención por primera vez Just Cause? Si lo pienso con detenimiento, creo que la primera vez que lo jugué no era el momento adecuado, si no recuerdo mal en esos momentos estaba jugándome el GTA: San Andreas y me pareció que Just Cause era otro clon del GTA (craso error por mi parte al prejuzgarlo). Si, me parece que eso fue lo que sucedió.

Pero a fecha de hoy, tras habérmelo jugado en PC tengo que reconocer que Just Cause es muy bueno. Me lo he pasado genial, le he dedicado más de 50 horas y la verdad es que casi siempre ha sido divertido, porque no voy a negar que tiene cosas malas (es un gran juego, pero no es perfecto, leches). De por sí, que un juego hoy en día consiga tenerme pegado a la pantalla tanto tiempo y que encima, después de pasarme el argumento principal aun tenga ganas de pasearme por todas las islas del juego para completar misiones secundarias que se me han quedado colgadas, me deja claro que vale la pena.

Así que metámonos en faena.

 

Días de revolución.

La trama que se desarrolla en Just Cause es de lo más simple, pero a su vez de lo más entretenida. Vamos a tomar el control de un super agente independiente (vamos un espía autónomo) llamado Rico Rodríguez y me encanta que por una vez el protagonista no sea el típico norteamericano de ideales patrióticos rancios. Esta vez nuestro protagonista es un latino socarrón, cínico y muy pagado de sí mismo que es contratado por la CIA para hacer el trabajo sucio de derrocar un gobierno para poner otro más a fin a las políticas estadounidenses. Hasta aquí, esto podría ser el argumento de cualquier película de espías de tres al cuarto. Pero el genial toque es como se toma el juego este argumento, de una manera desvergonzada y totalmente desenfadada que lo hace realmente atractivo de jugar.

Rico no estará solo en sus peripecias por este caribeño país, contará con la ayuda de un agente de campo cincuentón de la CIA llamado Tom Sheldon, cuya tapadera es hacerse pasar por turista norteamericano junto a su muy joven esposa Maria Kane (también agente de la agencia) que se encuentran veraneando en la republica imaginaria bananera de San Esperito. ¿Y cual es la causa de que el atractivo agente libre Rodríguez haya venido a desbaratar el actual gobierno de esta santa república?

Pues muy sencillo, el actual gobernante es un general golpista llamado Salvador Mendoza que tras el acostumbrado golpe de estado contra el anterior y supuestamente legítimo gobernante Hernán Augusto se ha hecho con el poder y parece no ser muy cooperativo con el gobierno de las barras y las estrellas. Además, se sospecha que Mendoza, ahora que es presidente, también tiene el control de armas atómicas que nadie sabe de dónde han salido. Así que además de librar a la isla del dictadorcillo de turno, también vamos a salvar al mundo de una guerra nuclear, ¿qué te parece?

Bueno, aunque Rico es una bestia parda en su trabajo, va a necesitar más ayuda de la que le pueden proporcionar los dos agentes de la CIA. Por lo que deberá de hacer nuevos amigos que le faciliten solventar los pormenores de esta misión.

Por suerte, no toda la población de San Esperito está de acuerdo con el golpe de estado de Mendoza. Los opositores han montado la guerrilla revolucionaria opositora al nuevo régimen y a la que deberemos ayudar para que nos apoye en nuestra lucha particular de liberación. Cuando nosotros llegamos, la guerrilla se encuentra en una situación lamentable, ha perdido a su líder José Caramicas que se encuentra encarcelado y que se espera que en unos pocos días sea ajusticiado. Así que, si queremos que el Ejército Revolucionario Popular de San Esperito esté de nuestro lado, no nos quedará más remedio que liberar al líder de estos zarrapastrosos guerrilleros.

Hasta aquí la historia no es que sea muy original, para ser exactos es el argumento típico de una película de los años 80 de acción. Pero lo mejor está por añadirse a la historia, y es que además tendremos que financiar a los revolucionarios.

Y ya que el dinero, las armas y el ejercito lo tiene el presidente Mendoza. Tendremos que encontrar alternativas algo ingeniosas y que mejor que fastidiar a una de las principales fuentes de financiación del nuevo presidente, el narcotráfico. Y lo haremos de una manera bastante original, nos aliaremos con la familia Rioja, uno de los dos cárteles principales que operan en San Esperito, ofreciéndoles la posibilidad de quedarse con todo el mercado del narcotráfico del país a cambio de que nos proporcionen armas y dinero para liquidar al actual dictador. Así que por un lado tenemos que ayudar a que el Ejercito Revol… (paso de repetir el nombrecito, a partir de ahora los llamaremos guerrilleros) a que vayan liberando territorios del país y a los narcos para que se vayan quedando con el negocio de sus competidores.

Todo ello sazonado con irónicos y sarcásticos comentarios de nuestro protagonista y de sus dos aliados directos Sheldon y Kane.

Poco más se puede decir de la historia, esto es un juego de acción en formato mundo abierto donde la historia es una mera escusa para masacrar golpistas, narcotraficantes y algún que otro civil despistado que se ponga por el medio cuando nos liamos a tiros.

Soleados días en el caribe.

Gráficamente, Just Cause está bastante bien. Siempre y cuando lo miremos con los ojos de los años en los que vio la luz. El juego salió para varias plataformas muy dispares en cuestión de capacidades gráficas. Por un lado, estaban Xbox y PS2 (grandes máquinas a principios del 2000, pero que después de 6 años, se han quedado muy anticuadas) y por el otro Xbox 360 y PC. Estas ultimas son las que cuentan con mejores capacidades gráficas y donde el juego se ve realmente bien y en las que es posible disfrutar de mejores vistas de este país insular.

La verdad es que el mapa donde jugaremos tiene un tamaño impresionante, según Wikipedia el tamaño total a explorar es de 1024km cuadrados y todos ellos totalmente accesibles desde el primer momento, no como en los GTA que se van abriendo poco a poco. Además, tendremos la posibilidad de viajar en cualquier medio de transporte que nos podamos imaginar. Pero, como nos encontramos en un país bastante retrasado tecnológicamente, lo normal es que predominen vehículos, navíos o aeronaves bastantes arcaicas. Aunque algunas veces podremos acceder a tecnología algo más moderna, principalmente en cuestión de vehículos militares y armamento, el cual normalmente se encuentra en manos del ejército de Mendoza. Lo que hace que sintamos la diferencia entre los cacharos que maneja la población y las máquinas de alta tecnología del presidente.

El modelado de todos los vehículos está muy bien y la verdad es que es una gozada ver cómo van perdiendo piezas a medida que resultan dañados. El personaje principal está bastante bien detallado, no a un nivel hiperrealista pero la calidad no está nada mal. Las animaciones casi todas son suaves y fluidas, aunque en algunos casos se tornan bruscas. Especialmente cuando se trata de hacer las piruetas con el gancho (del cual hablaremos más tarde). Como ya he dicho anteriormente el escenario es inmenso, los cientos de kilómetros que podemos recorrer hacen de la experiencia todo un deleite para la vista, y además nos hace sentirnos que estamos realmente en un país caribeño, con sus destartaladas aldeas, caminos de tierra que atraviesan frondosas selvas ricamente modeladas, llenas de árboles y follaje que impiden ver más allá de unos pocos metros. Campamentos militares de todo tipo, lujosísimas residencias de narcotraficantes escondidas en mitad de la nada o alguna que otra ciudad cosmopolita que desentona completamente con la pobreza de casi toda la isla. Vemos un escenario bastante increíble y vivo, todo un logro de programación por parte de la desarrolladora Avalanche Studios.

Pero el motor gráfico se resiente con unos escenarios tan grandes, el juego sufre el efecto popping. Este no se aprecia cuando estamos en mitad de una región montañosa donde la distancia de dibujado es corta. El efecto se aprecia cuando nos movemos en entornos donde el campo de visión es grande, normalmente cuando viajamos entre islas, pilotando una embarcación o cuando llevamos una aeronave, en este último caso es cuando más se aprecia. Pues si nos elevamos mucho tenemos la posibilidad de abarcar con la vista cientos de kilómetros a la redonda. Y es aquí donde más se da este fallo. Se nota que el motor gráfico no esta lo suficientemente pulido e imagino que al tratarse del primer juego de este estudio se tuvo que pagar la novatada.

En definitiva, es una delicia recorrer todas las islas que forman el archipiélago de San Esperito.

Que bien rasga la guitarra española.

El apartado sonoro es de lo más correcto, lo mejor es que está completamente doblado al castellano y con un trabajo más que bueno.

La música que acompaña la acción es muy estilo caribeño y que logra que nos sintamos en una republica bananera de los años 80, que se ajusta en cada momento a la situación. No es que tenga muchos cortes diferentes, pues cuando llevas unas cuantas horas puede volverse un poco repetitiva. Y la verdad, tengo que reconocer, que se echa de menos las emisoras de radio (algo que puso de moda GTA) que permitirían hacer los largos viajes por las islas menos tediosos.

Por lo que respecta a los efectos de sonido, la cosa no puede ser criticada, los disparos suenan como uno espera que suenen y las explosiones retumban fuerte y de manera contundente, el efecto del ruido de los motores es el esperado. Vamos todo suena bien y de acuerdo a lo que vemos en pantalla. Incluso las animaciones están bien dobladas y no se llega a apreciar falta de sincronismo de labios, algo que demuestra un buen trabajo por parte del estudio de doblaje.

Poco más se puede decir y la verdad es que hoy en día casi todos los juegos en este apartado siempre lo bordan.

El gancho mola mogollón pero es difícil de manejar.

Este apartado es un poco complicado de explicar, Just Cause es un juego de mundo abierto, con todo lo bueno y todo lo malo del género. Primeramente, debe de gustarte esto de hacer de recadero de manera continuada y para todo el que tenga algo que necesites. Eso significa que somos un agente especial que normalmente se dedica a sacarle las castañas del fuego a la CIA, a la guerrilla y a los narcotraficantes. Y esto lo haremos de tres maneras diferentes, pero a su vez muy parecidas.

Primero hablaremos de como ayudamos a la guerrilla. El juego divide el enorme mapa en pequeñas provincias, al principio todas controladas por el ejercito de Mendoza (si, el dictador del que hablamos al principio), y lo que la guerrilla quiere es quitarle el control a Mendoza y controlar ellos la provincia. Normalmente en cada provincia hay 2 o 3 centros de control, que pueden ser poblados, campamentos militares o lugares emblemáticos como ciudades, centros industriales o aeropuertos. En todos estos sitios, encontraremos un determinado puesto avanzado de la guerrilla al que acudiremos para activar el modo liberación, que simplemente se trata de adentrarnos en el lugar a tiros masacrando a todo infeliz que se ponga por delante y tras una cantidad de lamentables fallecimientos por parte de nuestros enemigos, tomar la bandera y sustituirla por la de la guerrilla. De este modo, la guerrilla nos premia con una cantidad de puntos que incrementan nuestro buen rollo con ellos y a una determinada cantidad nos ascienden de rango y de camino nos otorga refugios donde poder reabastecernos y en el que nos darán vehículos para poder desplazarnos por San Esperito.

Había dicho anteriormente, que desde el principio del juego podemos desplazarnos libremente por todas las islas, pero, siempre hay un pero, tenemos que recordar que somos un agente desestabilizador y eso implica que el ejercito de Mendoza y la policía no nos verán con buenos ojos y en cuanto hagamos algo fuera de la ley (robar, matar, entrar en instalaciones privadas o hacer cualquier otra cosa que no sea del todo legal) seremos perseguidos. Este sistema es similar al visto en los juegos de Rockstar y similares, es decir cuantas más barbaridades cometamos el nivel de acoso se va incrementando y con ello la violencia aplicada por nuestros perseguidores. Hasta un nivel en el que sobrevivir es imposible. Al contrario que en otros juegos aquí no hay posibilidad de reducir de golpe el nivel de persecución. Una vez al máximo no hay escapatoria, solo cuando no se ha superado en nivel 4, tendremos alguna posibilidad de alejarnos lo suficiente para que poco a poco la amenaza vaya reduciéndose hasta que dejen de perseguirnos. Lo bueno es que como el mapa es tan grande, si nos alejamos lo suficiente y nos adentramos en la selva tanto como para que nadie nos vea y nos identifique o lleguemos a alguno de nuestros refugios, entonces podremos esperar a que todo se tranquilice y poder volver al trabajo.

Lo anteriormente dicho para liberar provincias, también se aplica para los narcotraficantes, en un principio, el país está repleto de propiedades de los narcotraficantes del cartel de los Montano y deberemos aplicar el mismo procedimiento que con los baluartes de Mendoza. Y de igual manera, una vez liberados obtendremos puntos de reconocimiento que nos permitirán subir de rango en la organización criminal y de camino acceso a nuevos refugios, armas y vehículos.

El significado de todo esto es que el juego es repetitivo hasta la saciedad, algo que para algunos puede ser malo y para otros no.

Por último, quedan las misiones de la CIA, que son las que nos permitirán avanzar en la trama del juego. Estas nos exigirán completar ciertos objetivos que poco a poco nos llevarán a la eliminación de Mendoza (si, destripe del bueno, acabamos matando al dictador, seguro que nadie se lo esperaba). Estas misiones aportan algo de frescura y novedad a nuestro viaje por San Esperito, ya que no son tan limitadas como las secundarias. Y además, me ha dado la sensación de que podemos realizarlas sin necesidad de ayudar a la guerrilla y al cartel de los Rioja. Aunque no puedo afirmarlo, lo que si puedo afirmar es que si lo que queremos es liberar todas las provincias, en un determinado momento estamos obligados a cumplir la misión de la CIA que en ese momento se encuentre activa. Ya que, si no la llevamos a cabo, no se nos permite continuar con la “liberación del pueblo”.

Pero, si liberar más de 30 provincias con sus dos o tres centros neurálgicos. A los que tenemos que añadir un montón de mansiones y propiedades de los narcotraficantes no nos pareciese suficiente, aun quedan unas cuantas misiones secundarias adicionales. Por un lado, tenemos la posibilidad de participar en 9 carreras sobre diferentes vehículos tanto terrestres, marítimos o aéreos. Y después están las misiones de buscar objetos desperdigados a lo largo de todo el territorio de San Esperito. Son 13 misiones en las que deberemos recoger diversos objetos para cada darlas por completadas. Así que tenemos más de 100 misiones entre principales y secundarias, algo que para los jugadores completistas puede significar alargar considerablemente su duración, en mi caso como ya he dicho, unas 50 horas de juego haciendo todas las misiones y alcanzando el rango máximo en la guerrilla y en el Cartel de los Rioja.

Como buen juego de mundo abierto, recorreremos todo el mapeado en distintos vehículos, y creo que aquí la cosa se pone algo peliaguda, pues hasta ahora de mis dedos solo salían bondades del juego. Pero creo que este es el punto donde, las cosas se tuercen. El juego pone a nuestra disposición multitud de medios de transporte (algo que de verdad se agradece), pero aquí es donde entra en juego el sistema de pilotaje. Creo que la peor implementación es en el apartado de los vehículos terrestres, la verdad es que puede ser una autentica pesadilla desplazarse por San Esperito. El control de la mayoría de los vehículos es malo, muy pocos coches son realmente manejables y me he encontrado que muchas veces me resultaba imposible cumplir los plazos de la misión debido a que el coche se vuelve incontrolable a altas velocidades, ni siquiera los coches de apariencia deportiva resultaban adecuados para ir a gran velocidad. Y si nos vemos obligados a viajar por las carreteras de tierra de las junglas, la cosa se vuelve imposible. Pero es que en este tipo de terreno accidentado ni los vehículos en apariencia todoterreno no demuestran facilitarnos la conducción a pesar de que deberían ser los más aptos para su uso en este tipo de terreno.

Por suerte este descontrol no se aprecia en los vehículos acuáticos. En este caso, la mayoría se controlan muy bien, tanto si utilizamos pequeños barcos pesqueros, como yates de recreo o las veloces planeadoras de los narcos. Aquí salvo por la velocidad que los diferencia, todos son manejables. Por supuesto, la maniobrabilidad también los diferencia, pero en ningún caso sufrirás un naufragio porque el barco se descontrole en un giro. Algo que sí suele ser común en los coches y motos del juego. También hay que decir que son los vehículos más lentos del juego, y suelen ser nuestra última elección para desplazarnos por el país.

Por último, están los vehículos aéreos. Estos son los mejores, especialmente los helicópteros, que nos permiten llegar a cualquier lugar de la isla gracias a su despegue y aterrizaje vertical. Son los más lentos dentro de esta categoría, pero lo compensan con su maniobrabilidad. Después están los aviones, que van desde la típica avioneta Cesna hasta cazas a reacción. Sin duda el rango de vehículos más rápidos, pero con el inconveniente de que solo se encuentran accesibles en aeropuertos, los últimos al ser aviones militares su disponibilidad requiere la liberación de un campamento militar. Pero además tienen la desventaja de que solo pueden aterrizar en pistas de aviones (o esa es la teoría, yo no he conseguido aterrizar nada) lo bueno de estos trastos es que nos permiten lanzarnos en paracaídas desde grandes alturas y de esta forma llegar rápidamente a donde lo deseemos, pero a costa de perder el avión en el camino (aunque como no es nuestro, pues qué más da).

En el apartado de los tiroteos, Rico se mola un montón. Al principio tendremos nuestras dos pistolas con las que acribillaremos a cualquier poli que trate de detenernos (toda una muestra de chulería desbocada). Pero una vez metidos en faena, requeriremos el uso de armamento más contundente, es entonces cuando será obligatorio recurrir a escopetas, subfusiles, rifles de asalto, rifles de francotirador, lanza-granadas o los lanzamisiles (mis preferidos). Aquí no hay pegas, todo funciona a las mil maravillas y podremos masacrar a todo quisqui sin queja alguna por nuestra parte.

Y por último, la parte más espectacular del juego, el salto en paracaídas, el gancho y las acrobacias. En Just Cause podemos hacer diabluras alucinantes, el juego nos permite saltar desde un avión, para en la caída agarrarnos a un helicóptero que volaba más abajo y de ahí lanzarnos sobre un coche en la autopista, y desde su techo saltar a otro que viene en dirección contraria. Todo ello en la misma secuencia y además después utilizar nuestro gancho para engancharnos a una planeadora que pasaba justo debajo del puente por el que circulábamos y desplegar nuestro paracaídas para volar tirados por la lancha. Pero, por desgracia esa es la teoría, después toca la fría realidad y es que normalmente resulta muy difícil sincronizar los saltos con las acrobacias aéreas y normalmente el juego no parece reconocer muy bien a donde deseas ir cuando pulsa el botón de agarrarse al vehículo en la caída. Después esta, el asunto del gancho, bastante difícil de controlar y que normalmente no logra llevarte a ninguna parte. Y eso de poder subirte a un helicóptero que pasa sobre ti es algo que resulta realmente difícil. Solo si se combina que el helicóptero viaja en la misma dirección que tú y logras acertarle con el disparo, pues el gancho tarda unos segundos en llegar a su objetivo y además tiene un alcance bastante limitado conseguirás poder hacerte con el aparato. Lo normal es que acabes cayendo en otra dirección tras haber ascendido unos metros. Lo que si funciona a las mil maravillas es el saltar entre vehículos, eso Rico lo hace a la perfección y podemos pasar a toda velocidad desde un coche a otro como si de una película de Fast and Furious se tratase.

¿Y de verdad me ha gustado Just Cause?

Mi experiencia con este juego ha sido muy grata. He disfrutado en casi todos los momentos del juego, si bien es cierto que en los momentos finales cuando las misiones secundarias para liberar los campamentos militares se vuelven realmente complicadas, ya que debemos de hacer frente a un montón de vehículos acorazados y que no dejan de disparar cañonazos a diestro y siniestro, por no decir que además el cielo está cubierto de helicópteros acribillando a todo lo que se menea, hace del proceso de liberación un verdadero suplicio y muchas veces he logrado vencer más por pura casualidad que por mi propia habilidad. Además, el juego tiene algunos bugs bastante importantes, especialmente con los vehículos blindados cuando los conduces. Se vuelcan sin razón, dan vueltas de campana continuamente sin que tu puedas hacer nada por evitarlo, y por supuesto su resistencia al fuego enemigo es más que ridícula. Especialmente porque cuando tomamos el control de alguno de ellos, el enemigo se dedica a lanzarnos misiles a diestro y siniestro con lo que dos o tres impactos acaba con nosotros en un abrir y cerrar de ojos. Otra de las cosas que no me gustan es el acabado del juego, cuando robas un coche con el conductor dentro, cuando sacas al conductor lo normal es que la puerta del piloto salga despedida o cuando nos bajamos de una motocicleta, ésta es lanzada por los aires como si fuese un trozo de poliespán. Como ya he dicho anteriormente, el control de los coches y motos es bastante deficiente. Todo esto no impiden disfrutar del juego, pero pueden ser la causa de que dejemos de jugarlo antes de cogerle el tranquillo y entonces no sacarle todo el jugo. Creo que estas pequeñas cosas son las que diferencian a Just Cause de los GTA. Los juegos de Rockstar están pulidos al más mínimo detalle, tiene también sus fallos, pero no son tan directos a la vista del jugador.

Pero una vez asumes esos bugs y los implementas en tu forma de jugar, Just Cause se vuelve una delicia descarada y gamberra. Reconozco que al principio al tener que viajar siempre con vehículos, la cosa se puede volver algo lentorra. Pero a mitad de juego, si todavía no lo has dejado, es cuando la fiesta se desmadra. A esas alturas ya has logrado liberar bastante territorio y tiene disponibilidad de viajar en helicóptero por todo el país. Ahora, por fin ya no es necesario el uso de los incontrolables coches o de las debocadas motocicletas. Y es cuando por fin puedes lanzarte en paracaídas a cualquier lugar o llegar a donde antes era imposible con los medios de transporte terrestres.

Entre todo lo que podemos encontrar en los juegos del género de mundo abierto, Just Cause puede ser uno de los mejores de aquellos años y con el paso del tiempo ha demostrado haberse ganado su puesto entre los mejores. Si que es verdad que no es un juego que vende consolas como los GTA, pero oye, reconozco que tengo ganas de jugarme el segundo. Y eso para mi lo demuestra todo, I love Rico.


 

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